Doctrina y Convenios 76 | Estudio de las Escrituras con Pepe y Ariel

Ven, Sígueme con Pepe Valle de Central de las Escrituras - En podkast av José Valle

“¿Qué me sucederá después de que muera?”. Casi todas las personas se hacen esa pregunta de una u otra manera. Por siglos, muchas tradiciones cristianas, basándose en enseñanzas de la Biblia, han enseñado en cuanto al cielo y el infierno, en cuanto al paraíso para los justos y el tormento para los inicuos. Pero ¿puede realmente dividirse a toda la familia humana de manera tan estricta? En febrero de 1832, José Smith y Sidney Rigdon se preguntaban si había algo más que aprender sobre el tema (véase Doctrina y Convenios 76, encabezamiento de la sección).Efectivamente lo había. Mientras José y Sidney meditaban sobre esas cosas, el Señor “tocó los ojos de [su] entendimiento y fueron abiertos” (versículo 19). Ellos recibieron una revelación tan asombrosa, tan extensa y tan instructiva, que los santos la llamaron simplemente “La visión”. Esa visión abrió las ventanas de los cielos y dio a los hijos de Dios una comprensión más amplia de la eternidad. La visión reveló que el cielo es más grande, amplio e incluyente de lo que la mayoría de las personas habían supuesto previamente. Dios es más misericordioso y justo de lo que podemos comprender, y los hijos de Dios tienen un destino eterno más glorioso de lo que podemos imaginar.Véanse Santos, tomo I, págs. 150–153; “La visión”, en Revelaciones en contexto, págs. 158–164.

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