La semana de tres días como solución a la crisis energética
Historias de la economía - En podkast av elEconomista - Mandager
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En los años 70, Reino Unido sufrió una crisis energética que recuerda a la actual. Con los precuios de la electricidad y el gas natural en máximos históricos, algunos británicos se habrán acordado de los sucedido entre 1973 y 1974. En aquel invierno, los problemas en el sector del carbón hicieron al Gobierno buscar fórmulas alternativas para racionar el consumo eléctrico. Y la rece fue la semana de tres días. El sector minero tenía un peso estratégico, y daba a los mineros poder e influencia. Con la inflación desbocada, y la crisis del petróleo apretando, los sindicatos empezaron a reclamar subidas salariales. El Gobierno se negó y agravó el choque, poniendo en peligro el suministro de carbón. En noviembre de 1973, los mineros recharazon la huelga, pero aprobaron prohibir las horas extra, para tratar de reducir la producción a la mitad.Ante el miedo de que las reservas empezaran a agotarse, el Gobierno conservador liderado por Edward Heath anunció un paquete de medidas a la desesperada, para reducir el consumo de electricidad. Y por encima de todas destacaba la 'Orden del Trabajo de Tres Días'. Esta norma contemplaba que, a partir del 1 de enero de 1974, el consumo de electricidad de la actividad comercial se limitase a tres días consecutivos por semana, prohibiendo a los comerciantes abrir más horas esos días. Los servicios esenciales, como hospitales, supermercados o imprentas de periódicos, quedaban exentos. Pero, por ejemplo, las televisiones tenían que dejar de emitir a las 22.30 de la noche, para reducir el consumo energético. Los bares y pubs fueron los establecimientos que más notaron esta medida, ya que se vieron abocados al cierre. Se prohibieron los partidos de fútbol que necesitasen iluminación eléctrica: los que se jugaban por la noche entre semana fueron aplazados a los fines de semana. Las partidas de cartas alrededor de un candil se volvieron a poner de moda. Hasta se dispararon las ventas de velas. Las restricciones se levantarían el 7 de marzo de 1974.La repercusión en la opinión pública fue notoria, convirtiéndose en un pulso entre mineros y Gobierno, pero con menor conflictividad en las calles. Como Boris Johnson ahora, el Ejecutivo se vio obligado a recurrir a los militares: promovió que transportasen el carbón y atendieran las centrales eléctricas. El principal representante sindical de los mineros fue muy crítico, y acuñó una frase: "No se puede excavar el carbón con bayonetas".En medio de esta situación, Heath convocó elecciones generales para febrero del 74. Y preguntó retóricamente a los votantes que quién gobernaba Reino Unido: el Ejecutivo o los mineros. El laborista Harold Wilson volvió al poder. Con un Gobierno en minoría, levantó la 'semana de tres días', subiendo enseguida el sueldo a los mineros. En octubre se celebraron nuevas elecciones, y los laboristas reforzaron su mayoría.La situación actual no es exactamente la misma pero, si sumamos los efectos laborales y comerciales provocados por el Brexit y la Covid, se pueden encontrar paralelismos. Así lo destaca Paul Donovan, de UBS. "Con el bajo suministro de gas en Europa, los precios han aumentado. Esto debería amortiguar la demanda, sobre todo de la electricidad, al cambiar el comportamiento de los consumidores de energía. Pero también puede provocar una versión actualizada de la semana de tres días", asegura.Y Donovan deja más claves. "Las oficinas son ineficientes, tanto desde el punto de vista económico como el medioambiental. La típica mesa de oficina estaba ocupada 24 horas a la semana antes de la pandemia, pero las luces se dejaban encendidas, y la oficina se calentaba durante mucho más tiempo", recuerda. ¿Qué paso con el confinamiento? Que el consumo de electricidad cayó más de un 10%.Ante la perspectiva de un invierno duro si las temperaturas bajan demasiado, y con los precios de la energía en máximos, ¿cambiarán los hábitos...