Historia de Campari, el rey del aperitivo
Historias de la economía - En podkast av elEconomista - Mandager
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La destilería italiana Campari es uno de los casos de éxito empresarial más relevantes del país transalpino. Con más de un siglo y medio de vida y presencia global, se enfrenta a una nueva etapa, tras el anuncio de la próxima marcha de su director general, Bob Kunze-Concewitz, una de las tres personas más importantes en la historia de la compañía.Para entender el fenómeno hay que viajar incluso a antes de su nacimiento, al siglo XVIII. En aquella época, en Turín, surge una nueva costumbre: el aperitivo italiano. Que, en realidad, ya se conocía desde la antigua Grecia, pero es en Turín donde se convierte en una práctica social, impulsada por el invento del vermut. Surgía, así, un nuevo estilo de vida, una costumbre que acabaría traspasando fronteras y culturas.Este contexto es relevante. Porque Gaspare Campari, nacido en Cassolnovo en 1828, se trasladó a Turín a los 14 años, a estudiar, a trabajar y a buscarse la vida. Allí se introduce en el mundo de los licores y los espirituosos, trabajando con los principales maestros de la región, incluyendo el prestigioso Giacomo Bass, para el que trabaja como aprendiz. En aquella época, la industrialización del mercado de las bebidas alcohólicas ni existía, y lo que se vendía a los clientes eran bebidas artesanales, elaboradas por los mismos dueños de los locales en el propio establecimiento.Con el conocimiento adquirido y unas ganas enormes de experimentar, se traslada a Novara, una ciudad más al norte, en la que alquila un bar. Con una creatividad apabullante, es ahí, en esa trastienda, donde empieza a inventar numerosos cócteles. Elisir di lunga vita, olio di rhum, liquore rosa... pero ninguno tuvo tanto éxito como el 'Bitter all'uso d'Hollanda'. Inventado en el año 1860, contaba con una receta secreta, que aún hoy sigue siéndolo, fabricado con más de 60 hierbas aromáticas, y con un sabor y un aroma únicos e inconfundibles. Además, incluía chinchilla, lo que le daba un color rojizo que llamaba muchísimo la atención, y que hoy se conoce como 'rojo Campari'.El éxito es tal que se le empieza a conocer como 'Bitter del Signor Campari', y después se convierte en Bitter Campari, que acabaría siendo su nombre definitivo, y con el que ha llegado hasta nuestros días.