1964. Caso real. La caída del cabello.
Comiendo con María (Nutrición) - En podkast av María Merino Fernández
Vamos a analizar el caso de una paciente que llevaba más de un año luchando contra la caída del cabello sin encontrar una solución efectiva en tratamientos dermatológicos. Tras múltiples intentos con lociones, suplementos y productos capilares, descubrió que la clave estaba en su alimentación y hábitos. Te contaremos cómo logró revertir su problema con cambios nutricionales y qué factores estaban afectando la salud de su cabello.Historia clínica y síntomas:Hace aproximadamente un año, esta paciente comenzó a notar que su cabello se caía en grandes cantidades. Al cepillarse, al ducharse o simplemente al pasar la mano por su cabeza, veía mechones enteros desprenderse. Lo que en un principio parecía algo temporal, se convirtió en una preocupación constante cuando empezó a notar una reducción en la densidad capilar y un adelgazamiento del cabello.Primeras consultas médicas y tratamientos fallidos:Decidida a encontrar una solución, acudió a varios dermatólogos. Le realizaron análisis hormonales y pruebas del cuero cabelludo. Tras descartar causas como el hipotiroidismo o enfermedades autoinmunes, los especialistas le recetaron tratamientos tópicos con minoxidil, suplementos con biotina y complejos vitamínicos específicos para el cabello.A pesar de seguir todas las indicaciones durante meses, la mejoría fue mínima. Aunque la caída se había ralentizado ligeramente, la textura de su cabello seguía débil, con poco volumen y sin la vitalidad de antes.Investigando más allá de los tratamientos convencionales:Al no encontrar una solución efectiva en la dermatología, la paciente comenzó a investigar por su cuenta y a cuestionarse si su alimentación podría estar influyendo. Decidió acudir a una consulta de nutrición para analizar su dieta y detectar posibles deficiencias.Evaluación nutricional y hallazgos clave:Durante la consulta, se analizaron sus hábitos alimenticios y se solicitaron análisis bioquímicos para evaluar posibles deficiencias nutricionales. Los resultados fueron reveladores:Bajos niveles de hierro y ferritina, lo que indicaba anemia ferropénica.Déficit severo de vitamina D, lo que podía estar afectando el ciclo de crecimiento capilar.Insuficiencia de zinc, un mineral fundamental para la regeneración del cabello.Dieta deficiente en proteínas y ácidos grasos esenciales, debido a un patrón alimentario basado en dietas restrictivas bajas en calorías y grasas.Factores que habían contribuido a su problema:Dieta hipocalórica y baja en proteínas: Durante meses, había estado restringiendo alimentos con la idea de mantener su peso, sin darse cuenta de que esto afectaba la síntesis de queratina, la proteína estructural del cabello.Bajo consumo de hierro y vitamina C: Su alimentación tenía poca presencia de carnes rojas, legumbres y vegetales ricos en hierro, lo que dificultaba la oxigenación del folículo piloso.Deficiencia de grasas saludables: Su miedo a las grasas la llevó a eliminar alimentos como frutos secos, aguacate y aceite de oliva, perdiendo así fuentes clave de ácidos grasos esenciales.Estrés crónico y mala calidad del sueño: Su estilo de vida acelerado y el estrés por la caída del cabello también estaban afectando sus niveles hormonales y su recuperación celular.Intervención nutricional y cambios implementados:Se diseñó un plan de alimentación enfocado en recuperar los nutrientes clave para la salud capilar:Aumento del consumo de proteínas: Incorporando carnes magras, huevos, pescado, legumbres y lácteos.Mayor ingesta de hierro y vitamina C: A través de alimentos como espinacas, legumbres, carnes rojas y cítricos.Suplementación de vitamina D: Debido a la deficiencia marcada y a su poca exposición solar.Incorporación de grasas saludables: Aceite de oliva, frutos secos, semillas y aguacate como fuente de omega-3 y...